24 julio 2006

EL ÚLTIMO DESAYUNO CON JAYANA

Anoche tuve un plan.

Eran casi las cinco de la mañana y yo estaba más despierto que nunca. Probablemente en otro momento de mi vida hubiese tomado la libreta que duerme en mi mesa de luz y hubiese apuntado algunos versos. Sin embargo la que esta vez dormía desnuda junto a mí era Jayana y solo podía pensar en lograr en que no se fuera.

Si alguien me aseguraba que se quedaría conmigo no me hubiese importado perder la amistad de mi amigo o tener en contra una denuncia penal por robo a causa de no devolver a la mujer robot que me prestaron para que probara durante solo una semana. Tampoco me hubiese importado faltar a mi palabra o que me molieran a golpes unos matones pagos por la empresa.

Sin embargo no había nada en el mundo que me asegurara su amor, ni el de nadie, por siempre.

Ella se despertó a las nueve de la mañana, yo mantenía los ojos abiertos desde la noche anterior. Me besó suavemente y caminó hasta la cocina a preparar el desayuno. Volvió al rato con dos tazas de café y unas tostadas.

La miré a los ojos y le dije: “Si te querés quedar conmigo tenés que llamarlos y decírselos para que nos dejen en paz, de lo contrario nos tomamos un taxi, te llevo de nuevo a la feria y me quedo haciéndote canciones el resto de mi vida”

Ella me abrazó fuerte cuando se empezaron a escuchar las sirenas y los golpes en la puerta.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo de la pagina web lo están solucionando en estos días, para que quede bien lo del blog dentro y los links en nuevas páginas.
Un abrazo a todos.