31 julio 2006

DOS TIPOS AUDACES

Hace cuatro días que se llevaron a Jayana.
Estuve detenido solo dos días y luego Karmelo logró que retiraran la denuncia con un extrañísimo ardid que dice que aprendió hace mucho y que se niega a contar por un juramento.

El comisario se cagaba de risa de mí: “Te robaste un robot, Zamba, te robaste un robot, no podés ser más pelotudo. ¿Te ibas a casar con ella? Por qué mejor no te ponés a escribir canciones y te dejás de joder con caer preso por pelotudeces.”

Yo no le respondía, pero sin embargo los dos pibes que estaban detenidos conmigo se mostraron muy curiosos al respecto de la historia. Primero me lo preguntaron por las buenas y como yo no les daba bola me lo empezaron a preguntar por las malas. Habían caído por robar un coche, chocarlo y robar otro para escapar. Uno culpaba al otro porque había manejado mal y el otro decía que el segundo auto tenía la dirección hecha mierda.

Les dije que se trataba de un robot que le leía la mente a las personas y que lo había usado para robar contraseñas de tarjetas de débitos. Se mostraron muy interesados en conseguir uno de esos.

Les dije que cuando salieran les conseguía uno, y les di la dirección de la empresa de robots que me habían denunciado por no devolver a Jayana.

“Vayan de noche, más bien de madrugada, entren sin golpear y aunque les nieguen que ahí se consigue el robot que lee la mente, ustedes insistan, y si todavía no dan el brazo a torcer, rompan todo.”

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